VIENDO: Fútbol americano
ESCUCHANDO:
Como le comentaba a Isaac, en su blog, a mí no me gusta ni que me presten un libro. De hecho no me gusta ni comprarlo de segunda mano.
Es cierto que los ebooks nos permiten el acceso a casi toda la literatura mundial, da igual la temática, el autor o el año. Casi todo está en ebook, en cualquier formato. Y conste que no critico a los lectores de libros electrónicos, ya que como buen
T.O.C. y persona a la que le gusta aprender algo cada día, tengo una colección de libros electrónicos que no podría leerme ni en tres vidas. Pero cuando se trata de leer, no de consultar, voy a la tienda y me compro el libro en papel.
Es cierto que a veces soy un poco bruto y algo tosco al decir las cosas, pero cuando se trata de los libros me pongo tontorrón. Así que con vuestro permiso me voy a poner algo romántico.
Cuando empiezo un libro lo primero que hago, aparte de abrirlo, es leer la última palabra del mismo (confesión personal). Y después empiezo a leer a ver que me ofrece el señor escritor. Me gusta el tacto del papel al pasar las hojas, me gusta oler el libro y mirar el tamaño y tipo de fuente. Y lo hago de forma consciente. Me gusta mirar las estanterías y ver los libros que he leído recordando, por segundos, un montón de aventuras y sentimientos a medida que paso los ojos por los títulos. El hecho de sentarse en tu sillón favorito, con un té o un chocolate, un día lluvioso, y abrir el libro para sumirse en la aventura que hayas elegido, en mi opinión, es uno de los pocos placeres, no virtuales, que nos quedan y que no deberíamos perder. Tal vez sea un exagerado, pero siempre he pensado que las pequeñas cosas que HACEMOS, como la de escoger el libro, pasar las hojas y prepararse el chocolatito, son de una importancia vital para coger consciencia y poder disfrutar de esas pequeñas cosas, importantes, que nos pueden hacer sentir muy bien.
Ciao, ciao, ciao
2 comentarios:
Ey! Yo también leo muchas veces la última palabra. Me produce un placer extraño. También me gusta el continente de la historia (es decir, el formato, las páginas...) aunque uno de los últimos que compré era precioso pero terriblemente aburrido, al menos para mí (no me lo he podido acabar, y hay pocos que deje a medias). Pero la mayoría de veces los disfruto mucho. Mi madre me decía que un libro es como un regalo envuelto; y que hasta que no lo lees no lo descubres.
Me alegro de leerte. Y me alegro de saber que no soy el único loco con eso de la última palabra y lo demás.
Pd.-Dile a tu madre que me ha encantado la frase y que me la voy a apropiar con su permiso. XDDD
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