ESCUCHANDO:
Llevo tiempo queriendo escribir algo sobre las mujeres de la limpieza. Esas mujeres que trabajan un montón de horas, limpiando la mierda de los demás, y que la mayoría de gente valora poco, muy poco.
Es cierto que me toca de cerca porque mi madre, como muchas mujeres de su quinta que abandonaron su pueblo para intentar salir adelante en la ciudad, al llegar a Barcelona se puso a limpiar. Antes no era bien bien como ahora. Mi mamá me ha contado unas cosas alucinantes. También me ha contado anécdotas divertidas de gente de la "jetesete" de la época, y cosas no tan divertidas que te hace tener una idea del tipo de chusma que va circulando por el planeta tierra. También mis tías se han dedicado a lo mismo, y otras personas que he apreciado y aprecio, aunque no tenga contacto con ellas.
Todas estas mujeres han acabado con artrosis y/o reuma en las manos, con los cuerpos doloridos de tal manera que cuando se levantan por las mañanas tienen que calentarse un poco antes de
coger movilidad. La piel destrozada por los productos y, muchas de ellas, con problemas en la vista por lo mismo. Fregando plantas enormes, limpiando cientos de mesas (no es una exageración), vaciando papeleras, y limpiando las heces que algún HIJO DE LA
GRAN PUTA se ha dedicado a esparcir por la taza y la pared del lavabo. Descargando bolsas enormes de basura, paquetes de 30 kilos de papel, cajas de cartón llenas de documentos inútiles, etcétera. Y todo ello por unos sueldos irrisorios, insultantes.
Podría seguir así mucho rato más, pero creo que os hacéis una idea.
No penséis que hablo por hablar, yo mismo he sido hombre de la limpieza durante 9 meses y he limpiado desde parkings a embajadas, la de Luxemburgo para más datos. Así que sé lo que digo.
Desde aquí mi más profundo respeto y un abrazo de ánimo para todas ellas.
1 comentario:
¡Qué razón tienes! Me alegra que alguien se haya acordado de uno de los colectivos desfavorecidos y "olvidados".
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