lunes, 18 de octubre de 2010

¡¡NO DEJÉIS CHUTAR A MAX!!

VIENDO: Jogo Bonito
ESCUCHANDO:



¿Habéis visto en directo a un tío pinchar un balón de un cañonazo?
¿Habéis jugado de porteros de fútbol sala alguna vez?

Eso es, juntad las dos preguntas e inmediatamente sabéis lo ocurrido.
Al terminar la EGB, seguía yendo al colegio a jugar a baloncesto y a fútbol sala, entre otras cosas. Casi todos mis colegas de entonces eran más mayores y les gustaba el deporte, así que quedábamos los fines de semana para jugar a algo. Algún tiempo después, muchos de ellos, se hicieron entrenadores de los chavales que aún estudiaban allí y al año o año y medio ya tenían las llaves del polideportivo que nosotros disfrutábamos en los meses de verano, era genial.
La anécdota ocurrió cuando tenía 16 años, yo ya era igual de grande que ahora, pero con 20 kilos menos, es decir 191 cm. y 80 kilos de peso. Entre mis colegas estaba Max, un jambo de 185 cm muy delgado, pero que hacía Taekwondo desde que era muy, muy pequeñito. A este tío es al que yo vi pinchar un balón y, junto a otro tío, un tal Guerrero, los vi separar un larguero de un poste a balonazos.
Pues bien, "un domingo cualquiera" de un verano, estábamos jugando a futbito, como dicen por otras tierras, y me dijeron ya acabando el partidillo que me pusiera de portero.
-Yo nunca juego de portero Sami, ya lo sabes.
-Va tío que quedan diez minutos y... para una vez que ganamos.
-No me jodas.
-Venga hombre, que con lo malo que eres aún perderemos, ponte.
-Joder!! para eso estás tú, para defender el resultado, y el enano delante para meter los goles...
-Va tronco que entre tú y el feo no hacéis ni medio jugador.
Lo chungo es que tenía razón así que...
-Vale Sami, me meto pero... ¡NO DEJÉIS CHUTAR A MAX!, sobretodo ¡NO DEJÉIS CHUTAR A MAX!, mira que si chuta me aparto.
-Vale tranqui, gracias y no te preocupes que no le dejo chutar ni una vez.
"Me cago en todo lo que se menea"
El puto Max cada vez que cogía el balón hacía la intentona de chutar sabiendo que yo me apartaría y que marcaría fácilmente pero, ciertamente, Sami no le dejaba.
Mientras yo iba gritando, no le dejéis chutar que me aparto, cosa que hice en un par de amagos. -No dejéis que chute el bruto ese-
-Joder Sami no le dejes chutar-
-...
Entonces decidió bajar a la defensa, coger el balón y subir como si nada hasta el centro del campo. Yo presagiaba lo que iba a ocurrir y se lo dije a Sami, éste lo vio alzar la pierna, en plan Mark Lenders, y se metió en medio despejando el balón con su pierna izquierda.
Stop. Parece que salvado, pero no, no acaba aquí la jugada. El jodido balón sale despedido en una parábola casi perfecta de 45 grados hacia el centro del campo. Y ahí es cuando yo me avanzo a la tecnología, y empiezo a ver las imágenes en cámara lenta estilo Matrix. Max salta en el aire i armando la pierna derecha, la buena, a una altura de metro y medio más o menos y justo cuando llega el balón, lanza un bandal chagui perfecto.
Dos metros y medio volando y porque la puerta del vestuario estaba cerrada. Vi venir el balón recto, e inocente de mí pensé, éste lo pillo... Y lo pillé. El balón me impactó en el estómago y salí volando hacia atrás. Al levantarme había perdido la orientación, todos a mi alrededor se partían el culo mientras me preguntaban si estaba bien. Yo pregunté, ¿lo he parado? Pero no, no lo había parado, obviamente la pelota había entrado conmigo en la portería.
Acabamos el partido en empate, en los penaltis... Perdimos.

Moraleja: Si juegas conmigo a fútbol, vas a perder sí o sí.

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