JUGUETES VIVOS VIDAS MUERTAS

VIENDO:
ESCUCHANDO:

Le dieron una muñeca, una con la que podía jugar. No le pegaba mucho, era una muñeca rubia y pequeña, pero a él le gustaba, parecía estar viva. Mantenía conversaciones con ella, incluso llegaba a enfadarse o reírse a carcajadas. A veces se ponía triste si alguien se la quitaba, pero era cuestión de tiempo recuperarla. Hasta que un día una sombra, tal vez la del pasado, la del recuerdo o la de la incomprensión se la arrancó de las manos rompiéndole los dedos y llevándose algo más que unas cuantas uñas.
Ya no quedaban conversaciones, se acabaron las risas y poco a poco volvía el vacío. Se había ido y esta vez ya no volvería. Él lo sabía y poco a poco fue volviendo al mundo de los retales, donde deshacerlos hilo a hilo, en silencio, era lo único que le daba un poco de paz.
A partir de entonces siempre pensó en aquella sombra intentando saber cuál fue la que se la llevó, quería luchar contra ella, pero nunca lo supo.
Tal vez no fue la sombra del pasado, ni la del recuerdo ni la de la incomprensión; tal vez fue cualquier otra. Tal vez, simplemente, estaba viva y se fue.