CATALÀ, CATALÀ

VIENDO: Las vías
ESCUCHANDO: Rac 105 Tomeu Penya “Illes dins un riu”

Yo tenía un suegro, un suegro con más mala hostia que el general Patton. Pongo este ejemplo por su parecido con un militar de alto rango. Nada más lejos de la realidad pues era/es músico, entre otras tantas cosas como: pintor (de cuadros, no de paredes. Que también) editor musical, arreglista para el Liceo, arquitecto autodidacta, director del Conservatorio, compositor; además de poseer demostradas habilidades de: jardinero, paleta, peluquero, enfermero…

Hombre inseparable de diccionarios, enciclopedias, yearbooks, guías y cualquier cosa que pudiera enseñarle algo o solucionarle alguna de las pocas dudas que tenía.

Políglota como ninguno hablaba: castellano, CATALÁN, francés, italiano, inglés, alemán y algo de ruso. He aquí el meollo de la cuestión. El catalán. Catalanista acérrimo era cuestión de segundos (2) que se pusiera como un basilisco cuando nos oía a su hija y a mí hablar en castellano.

Su nivel de catalanidad alcanzó el punto álgido cuando, en un viaje por trabajo a Alemania, varios compañeros y él fueron a degustar la conocida gastronomía teutona. Al acercarse el camarero a tomar nota, todos ellos hicieron sus peticiones en un idioma que “der kellner” pudiera entender, es decir, en “cartofen” Al llegar el turno de mi suegro, le suelta todo el pedido en un perfecto y nítido…catalán. El camarero, flipando, no dice nada y le sirve lo que él cree haber entendido. Sopa de hígado, entraña que mi suegro odia/ba con toda su alma, con lo que le monta un pollo al pobre camarero.

Al terminar la historia me mira y dice:

-No aprenem nosaltres els seus idiomes? Doncs que aprenguin ells el català.

A lo que respondo:

-Què collons, tens raó!!

Parece ser que la historia y sus comentarios finales sólo nos hicieron gracia a él, a Laura y a mí, porque el zángano de su hijo le dice:

-Home no es el mateix. Es com si vas a una botiga de cotxes a comprar una moto.

A lo que Lluís responde a Lluiset (35 abriles)

-No es lo mismo el crepúsculo negro, que los pelos negros del culo de crespo.

Esto provocó de nuevo las risas de los tres y el silencio, hasta el final de la comida, del “nen”

Un record per a tu, Lluís.